miércoles, 7 de mayo de 2014

La historia del tatuaje se convierte en arte en el Museo del Quai Branly de París.

El Museo del Quai Branly de París acaba de inaugurar una gran exposición dedicada al tatuaje, hoy de moda, pero hasta hace bien poco identificado con los ambientes marginales y carcelarios. Los seres humanos se han tatuado en todos los rincones del mundo y en todas las épocas, y no siempre ha sido un adorno. Antes fue usado con fines religiosos y también como castigo.



La práctica ancestral de grabarse el cuerpo con fines punitivos, rituales o decorativos, que durante milenios se ha extendido por los cuatro puntos cardinales, se coloca bajo la lupa del Museo del Quai Branly en 'Tatuadores, tatuados', la muestra más larga programada nunca en ese templo de la etnología.

"Es un arte, puede que menor, y un fenómeno increíble del diálogo entre culturas", explica en la inauguración el presidente del Museo del Quai Branly, Stéphane Martin, un alto funcionario francés que luce traje y corbata y evita descubrir ante las cámaras los tatuajes que tiñen su propia piel.

Para la exposición, que puede visitarse hasta octubre de 2015, el museo ha contado como comisarios con Anne & Julien, dos creativos polivalentes especialistas de la cultura popular y fundadores de la revista 'Hey!', que han concebido un "árbol genealógico" de las tendencias que imperan actualmente en la escena del tatuaje y que se remontan, al menos, 5.000 años.
Así lo atestigua el descubrimiento en 1991 del hombre de hielo de Ötzi, que murió congelado en la Edad de Bronce en lo que hoy conocemos como los Alpes italianos, con el cuerpo cubierto con 57 tatuajes, siglos antes de que ese tipo de dibujos aparecieran en los esclavos de la antigua Roma. Pero existen reliquias centenarias en casi todas las regiones del mundo, cuyos orígenes son a menudo independientes pero que intercambiaron técnicas y estilos gracias al comercio marítimo, las invasiones o a la piratería.

La muestra, sigue un orden temático, se detiene después en diferentes regiones del mundo que han desarrollado estilos y técnicas excepcionales y expone esa evolución a través de 300 objetos entre los que se cuentan fotografías, dibujos, lienzos, herramientas, agujas, máscaras, vídeos y hasta pieles disecadas.

Uno de los apartados está reservado a Japón, donde los tatuajes nacieron como un castigo militar y con los años se transformaron en un colorido dibujo que cubre el cuerpo de las muñecas a las rodillas y que se asocia a la mafia yakuza. Otra sección analiza los tatuajes neocelandeses, conocidos por los maoríes como "moko", y desarrollados como un dibujo curvilíneo antaño reservado a jefes guerreros y actualmente extendido por todo el mundo.

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